11 de Septiembre: "Diada" españolista

Hoy, martes 11 de septiembre de 2018, se cumplen 304 años de la toma de Barcelona por parte de las tropas borbónicas, en el marco de los sucesos correspondientes a la Guerra de Sucesión, entre los partidarios de la Casa de Habsburgo y los seguidores de la Dinastía de los Borbones.

El conflicto representó una lucha intestina por el poder, una lucha entre dos casas reales europeas que deseaban consolidar su poder, una lucha que terminó por definirse en España.

Carlos-II-el-Hechizado

Carlos II, "el Hechizado", descrito por el nuncio papal en 1685 con los siguientes términos: "El rey es más bien bajo que alto, no mal formado, feo de rostro; tiene el cuello largo, la cara larga y como encorvada hacia arriba. No puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una mesa u otra cosa. Su cuerpo es tan débil como su mente. Por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad propia."


Recordemos que Carlos II, “el Hechizado”, fue el último representante, en España, de los Austrias, y que el monarca falleció en el año 1700, sin dejar descendencia.

El Hechizado había sido un hombre raquítico, débil, neurótico y retrasado mental, quien había gobernado a través de sus ministros y que, dadas esas características, influyó para que diversos territorios, como Cataluña, se fuesen desarrollando por sí solos, proceso que se vió reflejado en la obra "Fénix de Cataluña"escrito por Narcís Feliu de la Penya, en 1681.

Esa búsqueda de protagonismo catalán por influir en las decisiones de España coincidió con la crisis sucesoria abierta con la muerte del rey; muerte que dió paso a una disputa por el trono entre dos sucesores: FELIPE DE ANJOU (futuro FELIPE V), sobrino nieto de "el hechizado", y el archiduque CARLOS, perteneciente a la Casa austríaca de los Habsburgo y sobrino segundo del fallecido.

Téngase en cuenta que las hermanas del rey se habían emparentado previamente con ambas casas reales, una con los borbones de Francia, y la otra con la rama alemana de la casa de Austria, provocando que los nietos de dos poderosos monarcas se enfrentasen entre sí.

FELIPE V, nieto del Rey Luis XIV de Francia, se enfrentaría al ARCHIDUQUE CARLOS, nieto del poderoso Emperador Maximiliano de Austria.

Previamente, Carlos II se había decantado por el candidato francés, lo cual generó alarma en otras casas reales europeas, que no veían con buenos ojos que la misma casa real gobernase el Reino de Francia y el Reino de España.

El archiduque Carlos denunció el testamento del Hechizado y reunió, en su apoyo, a los enemigos de Francia, o sea, a Inglaterra, Portugal, Holanda y Austria.

Felipe V

Felipe V, rey de España


Entretanto, FELIPE V comenzó a reinar, se dirigió a Barcelona en 1701 para jurar las constituciones y convocar a las Cortes; abriendo un período de prosperidad que no impidió que un año después se originase un movimiento contra el Borbón.

Parte del pueblo "llano" odiaba a los franceses, a quienes consideraba traidores de los sucesos de 1640, y tenía resquemor del centralismo encarnado por Luis XIV (rey francés), centralismo que podría ser encarnado, en cualquier momento, por su nieto; a diferencia de la supuesta tendencia más proclive a una monarquía plural que representaba el Archiduque Carlos.

En esta disputa sucesoria, el Gobierno de la Generalidad se unió a los enemigos de Felipe V.

Un ataque combinado de la flota inglesa y de voluntarios, permitió conquistar Barcelona, echando al Virrey Velasco, representante de Felipe V y posibilitando que el Archiduque Carlos, con el nombre de Carlos III, entrase triunfalmente en la ciudad.

El conflicto continuó, tanto a nivel europeo como en territorio español. Carlos III logró, con sus tropas, penetrar en Madrid pero, en 1707, tras la victoria borbónica en Almansa, Felipe V conquistó Aragón y Valencia.

Sin embargo, en 1711, muere el Emperador de Austria y el Archiduque Carlos, su hermano menor, hereda la corona imperial, marchándose de Cataluña para hacerse cargo del trono austríaco y dando comienzo a las negociaciones de Paz, en Ultrech.

Archiduque Carlos

Imagen de Carlos VI, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico entre 1711 y 1740, pretendiente al trono español durante la Guerra de Sucesión Española (conocido en el conflicto como "Archiduque Carlos")


El conflicto, en principio, finalizaría en el año 1713, tras el tratado mencionado, culminando con la pérdida de soberanía española sobre el Peñon de Gibraltar y otros territorios; aunque continuó desarrollándose en territorio español.

Los catalanes enviaron embajadores a Viena y a Londres, pero nadie quiso escucharles.

Las potencias aliadas aceptaron que Felipe V retuviera la corona de España, aunque cediendo Napoles, Flandes, Menorca (durante 100 años), Gibraltar y otras posesiones.

Utrech implicó, en definitica, el surgimiento de un nuevo orden internacional tras un conflicto bélico continental en la que tomaron parte distintas potencias europeas.

En esa guerra de sucesión, los catalanes apostaron por el caballo "perdedor", pues, finalizado el conflicto, Felipe V y los borbones fueron consagrados como "dinastía reinante" en España.

Los catalanes, partidarios del Archiduque Carlos, no fueron independentistas, sino patriotas españoles. De ahí la arenga que el General Antonio de Villarroel hiciera a sus tropas, defensoras de Barcelona... "Estáis luchando por nosotros y por toda la nación Española".

La Guerra de Sucesión, como hemos visto, terminó por decidirse en España, tras importantes victorias de Felipe V, como Almansa (1707) o Brihuega o Villaviciosa (en 1710). Pero el conflicto continuó en Cataluña.

La Junta de Brazos (representación de los tres estamentos de las Cortes), votó la resistencia contra Felipe V y, en agosto de 1713, comenzó el asedio de las tropas borbónicas y francesas a la ciudad de Barcelona.

Los asediantes contaban con 40.000 hombres al mando del Duque de Berwick, y los defensores con 5.000 hombres al mando de Antonio de Villarroel.

Tras trece meses de asedio, se produjo el asalto a la ciudad (un 11 de septiembre de 1714) con la definitiva derrota de los catalanes partidarios del Archiduque Carlos y contrarios al mando de Felipe V.

Fue durante esos sucesos que el entonces Conseller en Cap (consejero en jefe), Rafael Casanova, enarboló la bandera de Santa Eulalia para arengar a los defensores, antes de caer herido y dejar la ciudad bajo dominio de la Corona castellana.

CASANOVA

Rafael Casanova (1660-1743), abogado y político catalán, que ejerció de ‘conseller en cap’ entre 1713 y 1714, gozó de un indulto real tras el conflicto, ejerciendo su profesión y falleciendo en su propia cama en San Baudilio de Llobregat.


Sin embargo, los independentistas creen que Cataluña fue una nación hasta el 11 de septiembre de 1714, adoctrinando a los niños en las escuelas. FALSO: Cataluña siempre ha sido una región española, antes de 1714, durante los sucesos relatados y hasta la actualidad.

Los independentistas afirman que Cataluña perdió una "Guerra de Secesión" en 1714. FALSO: durante la "guerra de SUCESIÓN, nunca se cuestionó la “unidad política nacional”, sino que, simplemente, se dirimió - por las armas - quien debía detentar el poder político español, si un candidato borbón o un candidato de la casa de los austrias.

Según el relato oficial independentista, Rafael Casanova fue un mártir de la resistencia frente a la opresión castellana. FALSO: Casanova nunca fue un mártir, fui indultado y pudo retomar el ejercicio de su profesión de abogado, falleciendo en su propia cama, en la casa de su hijo.

Como hemos visto, esas tres afirmaciones son falsas.

El discurso independentista golpista constituye una burda mentira, un falseamiento histórico y una burda patraña política.

Este 11 de Septiembre de 2018 los catalanes conmemoran una derrota, la derrota de aquellos patriotas catalano - españoles que lucharon por uno de los dos aspirantes a la Corona de España.

Pero, si todo el relato golpista catalán se basa en burdas mentiras, podríamos preguntarnos:

  • ¿Por qué los nazi-onalistas catalanes han inventado dicha historia?

  • ¿Por qué hacer aparecer como mártir a un patriota español como Casanova?

  • ¿Por qué respaldan un relato imaginativo, ahistórico y acrítico sobre los sucesos descriptos?

La respuesta es simple.

Los políticos separatistas, racistas, xenófobos y golpistas que han instaurado una dictadura en la autonomía catalana, han necesitado construir un relato que encubra la corrupción del pujolismo y que justifique este estado de “golpe de estado permanente” en el que se encuentra sometida España.

Además, como siempre ha sido señalado por diversos autores, los perdedores tienen mejor prensa que la de los vencedores. Este hecho ha sido señalado por el Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Barcelona, Sr. Fernando Sánchez Marcos, quien ha expresado que la versión separatista “ha pintado (los sucesos) como una lucha por las libertades catalanas, pero (en realidad) combatían por las libertades de España”.

Tras su victoria de 1711, Felipe V consolidó su poder político, suprimió la Generalidad, las Cortes, el Consejo de Ciento e implantó el Decreto de Nueva Planta, para reformar la administración pública e impulsar el desarrollo de España según el modelo seguido desde Castilla; designando un militar como máxima autoridad legal y pasando el poder local a manos de los Corregidores.

El archiduque Carlos se convirtió en rey de Austria y - a diferencia de lo sostenido por los independentistas - jamás quiso la independencia catalana, sino tan solo el poder del trono de España para imponer su propio proyecto político.

Casanova, ante cuya estatua se depositan ofrendas florales, no fue otra cosa que un “patriota español” partidario del Archiduque Carlos, quien le nombró ciutadà honrat (ciudadano honrado) y que desempeñó las funciones de coronel de los regimientos de la milicia ciudadana hasta caer herido en la batalla. Logró reponerse de sus heridas en la finca de su hijo en Sant B. de Llobregat y fue posteriormente amnistiado, ejerciendo el derecho hasta 1737, y muriendo años después en su propio domicilio.

Torra

Quim Torra, el racista presidente de la Generalidad de Cataluña, en el inicio de la celebración de la Diada 2018.


En síntesis, todo el relato independentista relacionado con la "Diada" no resiste el menor análisis histórico pues constituye una vulgar y siniestra mentira, una mentira disfrazada de “victimismo” que encubre la imposición de una visión unidimensional de la política, un proyecto totalitario y xenófobo edificado sobre una dictadura lingüística y sobre la exclusión como sujeto político del “otro”, del “diferente”, de “todo aquél que se niegue a identificar la catalanidad con el independentismo, el catalán con la lengua única o el gen catalán como un gen superior.

ElMom

Pues, como expresase el xenófobo Quim Torra en la publicación online “El Mom” (https://elmon.cat/opinio/5052/la-llengua-i-les-besties):

“…Ara mires al teu país i tornes a veure parlar les bèsties. Però són d’un altre tipus. Carronyaires, escurçons, hienes. Bèsties amb forma humana, tanmateix, que glopegen odi. Un odi pertorbat, nauseabund, com de dentadura postissa amb verdet, contra tot el que representa la llengua.

Són aquí, entre nosaltres. Els repugna qualsevol expressió de catalanitat. És una fòbia malaltissa. Hi ha alguna cosa freudiana en aquestes bèsties. O un petit sotrac en la seva cadena d’ADN. Pobres individus! Viuen en un país del que ho desconeixen tot: la seva cultura, les seves tradicions, la seva història. Es passegen impermeables a qualsevol esdeveniment que representi el fet català. Els crea urticària. Els rebota tot el que no sigui espanyol i en castellà.

Tenen nom i cognoms, les bèsties. Tots en coneixem alguna. Abunden, les bèsties. Viuen, moren i es multipliquen. Una d’elles va protagonitzar l’altre dia un incident que no ha arribat a Catalunya i mereix ser explicat, com un exemple extraordinari de la bestialitat d’aquests éssers. Pobres bèsties, no poden fer-hi més…”

("... Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que glopegen odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua.

Están aquí, entre nosotros. Los repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiana en estas bestias. O un pequeño bache en su cadena de ADN. Pobres individuos! Viven en un país del que lo desconocen todo: su cultura, sus tradiciones, su historia. Se pasean impermeables a cualquier evento que represente el hecho catalán. Los crea urticaria. Los rebota todo lo que no sea español y en castellano.

Tienen nombre y apellidos, las bestias. Todos conocemos alguna. Abundan, las bestias. Viven, mueren y se multiplican. Una de ellas protagonizó el otro día un incidente que no ha llegado a Cataluña y merece ser explicado, como un ejemplo extraordinario de la bestialidad de estos seres. Pobres bestias, no pueden hacer más... ")

En este día, recordemos que la "Diada" comenzó a celebrarse en 1905, se oficializó como celebración con la irrupción de la Generalidad en tiempos republicanos, y hubo que esperar hasta 1931 para que las autoridades de la ciudad de Barcelona participasen de la misma.

No hubo conciencia independentista, ni proyecto rupturista, ni lucha separatista hasta bien entrado el siglo XX y los comienzos del presente siglo.

El 11 de setiembre de 1714 se vivió una gran derrota. Y, tal como dijera Fernando García de Cortázar, Director de la Fundación 2 de mayo y catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Deusto, los teóricos del nacionalismo saben que las derrotas calan más en el imaginario popular que las victorias”.

Los catalanes de 1714 lucharon por España, lucharon por la conquista de la corona española y pelearon y murieron por formar parte activa del poder español, mal que le pese al xenófobo Torrá, al presunto delincuente fugado Carles Puigdemont o al político preso por la presunta comisión de delitos penales, Oriol Junqueras.

En síntesis, Rafael Casanova no fue un independentistasino un patriota español que animó a sus tropas“ a salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de los españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por el rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España¨.

Aquél 11 de septiembre de 1714, Casanova mandó pregonar por todas las calles de Barcelona un bando, en el que incluía la siguiente frase: «Se confía, que todos como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados, a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España»

Por tanto, la Diada conmemora la derrota de un sucesor a la corona de España y no la búsqueda de independencia alguna por parte de los catalanes.

La Guerra de Sucesión no fue otra cosa que una disputa en el seno de las monarquías europeas para hacerse con el poder político continental.

Además, y a diferencia de las mentiras afirmadas por el golpismo catalán, el idioma de los funcionarios y de la administración de la Corte era el latín. De allí que los Decretos de Nueva Planta en ningún momento hayan hecho referencia alguna al dialecto catalán. De hecho, la única alusión a la lengua en el Decreto de Nueva Planta de Felipe V se encuentra en el artículo 5, que establece: "Las causas de la Real Audiencia se substanciarán en lengua castellana”. 

Como indica Marcelo Capdeferro “tal disposición no es discriminatoria con la lengua catalana, por la sencilla razón de que, hasta entonces, las causas de la Real Audiencia se habían sustanciado en lengua latina. El latín se había mantenido como lengua oficial, diplomática, cancilleresca, jurídica y científica.” La norma sólo se refería a la Real Audiencia (juzgados, en términos modernos), no prohibiendo en absoluto el catalán en los ámbitos culturales, literarios, económicos, jurídicos o familiares.

Cataluña pudo progresar económica, política y culturalmente tras los trágicos sucesos de la guerra de sucesión y jamás ha existido una "nación catalana", siendo la región continuamente protegida y beneficiada económicamente por el poder central para complacencia de las oligarquías catalanas.

Las mentiras "y gordas” de los nacionalistas sólo pueden explicarse en el marco de un proyecto político dictatorial, que ha empleado la cuestión de la lengua como factor victimizador para obtener ventajas políticas y económicas del resto de España.

Uno de los grandes "pecados" de la transición ha sido consagrar un estado de "autonomías" que los ciudadanos no nos podemos permitir; estado que ahoga nuestra libertad y progreso económicos y que no ha hecho otra cosa que encubrir los negociados de esa mezquina oligarquía catalana que hoy atenta contra la paz social.

Ha sido totalmente irresponsable, casi rayano en lo delictual, que los sucesivos gobiernos de "Madrit"entregasen más competencias a las taifas autonómicas. Ello ha provocado caos administrativo, funciones triplicadas, incremento del gasto público y desigualdad educativa, sanitaria y legal entre los ciudadanos.

Sólo así puede explicarse que decenas de periódicos publiquen un mismo editorial en Cataluña, o que no existan opiniones disonantes en los medios públicos catalanes, medios pagados con publicidad institucional, propiciadora de un discurso único golpista tendiente a romper la unidad política y constitucional de España.

Como diría José Javier Esparza, “Cataluña es una de las patas que forman España. Lo que vemos el 11 de septiembre se apoya en una falsificación: tomar los episodios de 1714 como una guerra entre Cataluña y España cuando en realidad era una guerra civil española” (y europea)

Hoy, Quim Torra, Presidente de la Generalidad de Cataluña, ha dedicado su mensaje institucional a los políticos presos (mal llamados "presos políticos"), con una llamado a la “resistencia” y prometiendo genéricamente, “hacer efectiva la república”.

Por tanto, hoy, y ayer, los desvaríos y despropósitos de las castas parasitarias catalanas han dañado nuestra democracia, perjudicando económicamente a la nación y comprometiendo el futuro político y personal de todos los ciudadanos.

Así, por ejemplo, cuando el Duque de Berwick propuso, en 1713, la rendición de la ciudad condal, los catalanes pidieron que los vencedores pagasen los gastos que les había ocasionado el conflicto. Hoy los golpistas catalanes sangran las arcas del estado español para que continúe pagando sus “embajadas”, su “Consorcio de Normalización Lingüística” o sus “lazos amarillos”.

Al menos, durante el siglo XVIII, Rafael Casanova, como patriota “español”, luchó por una causa nacional, respetable como otras, pero que no pudo ganar.

Casanova, el no independentista, el “no mártir”, el “no-víctima”, ha sido envilecido, profanado y prostituido, en el año 2018, por este independentismo golpista, xenófobo, disgregador, profundamente racista y subversivo que no ha tenido reparos en utilizar el atentado islamista de las ramblas, de 2017, para sus oscuros intereses.

Ese independentismo corrupto, analfabeto y contrario a la libertad y derechos de los ciudadanos es el que ha pretendido - y pretende - apropiarse de la Diada para sus fines golpistas, para enfrentar a los ciudadanos entre sí y para continuar adoctrinando en el odio a distintas generaciones de ciudadanos.

Pero la culpa no es solo de esos traidores, de esos subversivos ni de esos golpistas. También es culpa de todos aquellos que han hecho oídos sordos a las advertencias de muchos ciudadanos, y que han continuado financiando con nuestros impuestos a un enemigo interno que sólo pretende quitarnos nuestros bienes, nuestras libertades y privarnos de nuestra libertad: traidores con nombre y apellidos como José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy Brey y Pedro Sánchez Castejón.

Sobre todos ellos debería recaer el peso de la ley y de la Constitución, y la condena, penal y civil, que sólo merecen los traidores a la Patria.

La DIADA GOLPISTA ha llegado hoy, y no nos representa.

Pero tampoco representa ni homenajea el sueño de aquellos patriotas españoles que dieron su vida, su libertad o sus bienes para luchar por España y por su futuro, sea bajo un monarca de origen borbón o bajo un monarca de otro linaje europeo.

Esa fue la lucha de 1714. Y es la lucha que hoy tergiversan los enemigos de nuestra democracia para destruir la unidad política de España.

Por ello, desde este espacio, recordaremos las palabras de Casanova, ya citadas, en su célebre bando... «Se confía, que todos como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados, a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España». 

Confiemos en que todos los ciudadanos españoles que aman la libertad, luchen por su vida, por su libertad y por la democracia contra los enemigos que desean destruirlas, contra esos enemigos que les consideran "bestias con forma humana", contra esos racistas que les denigran considerando al español como "lengua extranjera" y contra esos golpistas que cobran del Estado para adoctrinar a los niños en las escuelas en odiar a España.

Ese es el desafío este 11 de Septiembre. Y las tareas a asumir por todos aquellos que amamos la vida y nuestra libertad.

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