Zapatero se arrodilla ante el terrorismo internacional.

Con la aún no confirmada liberación de los cooperantes españoles, Albert Vilalta y Roque Pascual, a cambio de 3,8 millones de euros pagados por el Gobierno de España y la entrega de un secuestrador presuntamente vinculado a Al Qaeda por Mauritania, queda una vez más de manifiesto la actitud genuflexa, antieuropea e irresponsable del desgobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Enviar representantes de su propio gobierno a negociar con delincuentes y terroristas, prescindiendo de la profesionalidad de los equipos profesionales de las fuerzas armadas, de seguridad y servicios de inteligencia del Estado, muestra cómo resulta fácil a cualquier delincuente poner de rodillas al Estado Español gobernado por Zapatero para que todos los contribuyentes financiemos el rescate de turistas españoles, o integrantes de ONGs muchas de las cuales, en ocasiones, realizan acciones humanitarias fuera de España y sin enorgullecerse ni de España ni de la lengua española.
Los terroristas etarras, a lo largo de los años, han sumido a los empresarios de las vascongadas a sus “impuestos y extorsiones revolucionarias”, siendo delictivo para un empresario abonar esos impuestos, pese a las amenazas que esos empresarios reciban de los que sólo saben empuñar armas.
La presunta liberación de los cooperantes catalanes, guarda relación con los sucesos del Alakrana y de casos similares. Zapatero se ha bajado los pantalones ante simples delincuentes disfrazados de ideología fundamentalista y utilizado recursos de todos los españoles para liberar a dos personas. Lo grave es que, recientemente, el ministro Moratinos viajara a Mauritania para negociar la libertad del terrorista de Al Qaeda, líder de un grupo de delincuentes especializados en el secuestro de extranjeros.
Por tanto, pese a que algunos medios españoles de prensa, radio o televisión, quieran vender esta operación como un éxito del gobierno español, lo cierto es que Zapatero encabeza un régimen genuflexo ante delincuentes y terroristas, a diferencia de la actitud asumida por el gobierno de Nicolás Zarkozy, por el gobierno de Portugal o por lo que, otrora, sucediera con el secuestro extorsivo del que resultó víctima Miguel Ángel Blanco.
Zapatero debería tener en cuenta que la imagen del gobierno español en el plano internacional es de debilidad, complicidad con los regímenes déspotas o totalitarios del mundo y de desprotección de los derechos y libertades de los ciudadanos y empresas españolas en el exterior. Tanto Cuba como Venezuela han expropiado empresas, propiedades e intereses españoles, sin que el gobierno de Zapatero moviese un solo dedo en la defensa de los ciudadanos y empresas españoles afectados.
Umberto Ecco dijo que “El fin del terrorismo no es solamente matar ciegamente, sino lanzar un mensaje para desestabilizar al enemigo.” Y ante esto podemos preguntarnos, ¿Qué mensaje está enviando el ejecutivo de Zapatero a los terroristas secuestradores cuando abona millones aportados por todos los ciudadanos españoles con sus impuestos? ¿Acaso su actitud desalentará o desestabilizará a esos terroristas o delincuentes secuestradores para que no vuelvan a cometer tales atroces delitos?
Si como dijese Juan Pablo II, “el terrorismo nace del odio, se basa en el desprecio de la vida del hombre y es un auténtico crimen contra la humanidad.” ¿Cómo habríamos de calificar a quienes colaboran de un modo activo o pasivo negociando con terroristas y asumiendo sus condiciones?
Al reflexionar sobre este suceso, que no puede ser excluido del descalabro general que constituye el gobierno de Zapatero, convendría recordar una frase de Margaret Thatcher quien afirmó que “los terroristas deben ser privados del oxígeno de la publicidad del que dependen”, o de la politóloga Edurne Uriarte quien, en una conferencia impartida en la UCAM, señalase que “no existe ningún fundamento ético para negociar con terroristas y grupos violentos”,
Lamentablemente, Zapatero y sus ministros, a la luz de los hechos acontecidos durante sus legislaturas han hecho y continúan haciendo todo lo contrario. Pero es lógico, un desgobierno sin ética, sin valores, sin respeto por la Constitución Nacional y con un sectarismo excluyente y una pretensión de homogeneizar el campo de lo político con un pensamiento único no podría hacer otra cosa.
Confiemos en que, pronto, tengamos un gobierno que merezca ser respetado por los ciudadanos honestos y por los gobiernos libres del mundo, y que no sea sólo la panacea para los regímenes seudodemocráticos, totalitarios o el objetivo táctico de secuestradores y terroristas que quieren financiarse a costa de la libertad de nuestros ciudadanos.

Comentarios

  1. Negociar con quienes en forma permanente vulneran los derechos humanos de las personas civilizadas, es una burla; pues con el dinero que entregó ZP subvenciona y avala una actividad delictiva digna de repudio social.

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