El muro de Donald Trump: libertad y seguridad para todos los norteamericanos

Hace muchos siglos, el poeta griego Homero pronunció una frase que ha hecho historia, al expresar que “odioso para mí, como las puertas del Hades, es el hombre que oculta una cosa en su seno y dice otra.” El poeta, como queda entendido para muchos, se estaba refiriendo al hombre hipócrita.

En nuestra sociedad, tan distante a los tiempos de Homero, la hipocresía es consustancial a la partidocracia política de izquierdas y, en no pocos casos, en sectores del centro y de la derecha. Ejemplo de esa hipocresía es el tratamiento vergonzoso y vergonzante que políticos, comunicadores y periodistas están dando al Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump.

Sin embargo, y tal como titulase hace unos días una de sus notas la cadena CNN, Donald Trump is doing exactly what he said he would do”, lo que significa que Donald Trump está haciendo exactamente lo que dijo que haría.

Veamos la polémica creada en torno a la denominada “construcción del muro de Trump”, polémica que no es tal, según los puntos que expondré a continuación:

  • Trump no es el autor de la iniciativa de “construir un muro en la frontera entre Estados Unidos de Norteamérica y México, pues el muro comenzó a levantarse hace más de 15 años, concretamente en Tijuana, a fines de los años 80

  • El objetivo del muro no es impedir la inmigración en los Estados Unidos, pues dicho país se ha forjado con el aporte de millones de inmigrantes de todo el mundo; aunque sí persigue el objetivo de impedir la inmigración ilegal.

  • Su construcción se mejoró en 1994, bajo el gobierno de Bill Clinton, bajo el programa de lucha contra la inmigración ilegal conocido como “Operación Guardián”, a cargo de la Fiscal General Janet Reno. Durante esos años se añadieron tubos de hierro sobre rieles a la frontera ya existente para cerrar la frontera hasta el pacífico.

  • El muro, ubicado en la frontera Tijuana – San Diego, incluyó tres barreras de contención, iluminación de muy alta intensidad, sensores electrónicos, detectores de movimiento y equipos provistos de visión nocturna, así como vigilancia permanente con vehículos y helicópteros.


La obra realizada en la frontera, a lo largo de muchos años, podría ser comparable con la Gran Muralla y se ha visto acompañada, en los últimos años, con un incremento en las deportaciones. No olvidemos que ha sido bajo la Presidencia del demócrata Barak Obama cuando se alcanzaron los dos millones de deportados.

Las barreras han sido muy exitosas, dado que, en los últimos años, en 2015 se han producido sólo 63.500 detenciones en la frontera (media de 19 detenciones por cada agente fronterizo) cuando, en 1990, se habían producido 616.000 personas cruzando clandestinamente la frontera de México a Estados Unidos.

Este mejoramiento en el control de la inmigración ilegal se ha visto reforzado por las medidas adoptadas por las autoridades mexicanas, del lado de su frontera, para evitar la inmigración ilegal proveniente de países como Nicaragua, Honduras, El Salvador o Guatemala, a través del programa Fronteras Sur (que ha posibilitado el incremento el 75% de las detenciones)

La senadora Hillary Clinton, en el 2006, expresó, en el Congreso americano, que el problema de las fronteras era muy serio y que debían ser reforzadas con personal, tecnología y barreras físicas.

En consecuencia, fueron los demócratas (Clinton y Obama) los que iniciaron la construcción de barreras fronterizas y que fortalecieron la política de controles, así como fue Bush quien, tras los trágicos sucesos del 11 de septiembre, bregó por medidas que combatiesen el terrorismo y, paralelamente, reforzasen la seguridad de las fronteras.

Trump firmó un decreto para evitar el ingreso de personas provenientes de países donde el yihadismo radical se encuentra muy extendido, imponiendo una moratoria de 90 días a la entrada de ciudadanos de Siria, Sudán, Libia, Yemen, Irán e Irak, suspendiendo el programa de admisión de refugiados, fijando en 50.000 el número máximo de refugiados sirios que admitirán los Estados Unidos de Norteamérica durante 2017.

El texto de la norma exime de las limitaciones a los ciudadanos de esos países que son funcionarios de las Naciones Unidas, en Manhatan, y a los ciudadanos cristianos que huyan de los países de mayoría musulmana en Africa del Norte y Oriente Medio; una medida similar a la adoptada por el Presidente George W Busch tras los atentados del 11 de setiembre.

El pasado sábado un juez emitió una orden de aplazamiento de la orden ejecutiva firmada por Trump, pese a que el número de personas afectadas por la medida ha sido de 34 personas.

Filtrar con mayor rigor a los ciudadanos de aquellos países en que el terrorismo yihadista campe a sus anchas es una medida lógica, prudente y sabia por parte de la administración republicana e implica, solamente, un control más eficaz de a qué personas se les otorgará la condición de refugiado.

Sin embargo, a Trump se lo presenta como una amenaza. Y puede que lo sea. Pero acaso, olvida esa izquierda idiota la frontera que México ha erigido con Guatemala para impedir que ciudadanos de este país ingresen ilegalmente a territorio mexicano?.

Trump, sin dudas, es una amenaza a los despropósitos discursivos de Angela Merkel, en Alemania, que ha permitido, para desgracia de toda Europa, el ingreso de millones de musulmanes a su territorio.

Trump es una amenaza a las posturas del Vaticano y a las posiciones ideológicas del Papa Francisco, quien se ha caracterizado por la defensa permanente de la dictadura de Narcozuela  y quien, en una muestra prístina de la imbecilidad occidental, ha considerado que el islam es una religión “de paz”.

Trump es una amenaza a los intereses de las mafias internacionales que lucran con el tráfico de personas y con el narcotráfico. Y es una amenaza a los intereses politicos de una agenda global basada en la ideología de género, en el aborto de cientos de millones de seres humanos y en la destrucción de la sociedad occidental.

De allí que el muro de Trump sea positivo para los norteamericanos. Y que sea positivo para garantizar la libertad y la seguridad de esa gran Nación que lidera  a Occidente, pese a la oposición salvaje de determinados lobbys y a la campaña de desprestigio que, contra el Presidente Trump, han impulsado la mayoría de medios de comunicación de Europa.

Lo importante es que Trump no ha ocultado ni sus convicciones, ni sus pensamientos, a diferencia de otros que si lo han hecho y que han expresado públicamente todo lo contrario de lo que afirmaron, en el pasado.

Y ello , en el caso de Trump, es un gran mérito que debería ser imitado por todos.

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