11 M: DIEZ AÑOS DE MENTIRAS Y DE SOMBRAS

A diez años del 11M, y en un día funesto para quienes cuestionamos la verdad “jurídica” de la sentencia, dadas las declaraciones de Jorge Fernández Díaz avalando dicha resolución, resulta cuanto menos curioso que uno de los protagonistas principales del juicio, protagonista que por entonces siempre fue acompañado por su esposa como recopiladora de información, continúe insistiendo en la claridad de las actuaciones judiciales cuando, cualquier persona que se tomase el trabajo de leer el sumario y los documentos del caso, sabría que toda la denominada “versión
oficial” fue una mentira.

Trenes 11 M

Una mentira como la mochila de Vallecas (y que la versión oficial dio por válida), una mentira como el explosivo que nunca se halló (Goma 2 ECO), una mentira cimentada en la destrucción de todas las pruebas dentro de las 72 horas de producidos los atentados, una mentira que atribuyó la autoría material a integrantes de una célula “islamista”, una mentira como el ”suicidio” de los supuestos autores de Leganés (7 personas de quienes sabemos que murieron pero no la causa de su muerte, pues a ninguno de ellos se le practicó una autopsia que determinase la causa de su muerte) y una mentira como la identificación del presunto responsable – condenado por el atentado – por parte de testigos contradictorios, y que llegaron a “recordar” que habían visto al terrorista en distintos trenes a la misma hora y hasta 13 meses después de cometido el atentado.

En relación con lo expuesto, el propio Tribunal Supremo afirmó que no se podía determinar qué participación tuvieron los suicidas de Leganés en los hechos del 11-M lo cual, lógicamente, impidió a los víctimas del atentado demandar civilmente a los herederos de los claramente “suicidados”, pese a que jamás se les practicase una autopsia.

Durante la instrucción y posterior juicio del 11 M, asistimos a un camino unidireccional de investigación que partiendo de la famosa mochila de Vallecas, desestimó testigos y pruebas que contradijeran dicha línea de investigación y donde, pese a la ausencia de evidencia científica, la entonces Fiscal Olga Sánchez afirmó que el explosivo empleado en los atentados fue “goma 2 ECO y vale ya”, y una fase de instrucción desastrosa por parte del magistrado Juan del Olmo, tal como apuntase el Juez Gómez Bermúdez.

Quienes han estudiado derecho penal y procesal penal, entre otros, saben que el concepto de verdad judicial no coincide necesariamente con la verdad real de los hechos. Y esto es lo que ha pasado con la sentencia del 11M.

Así pues, Alfonso Guevara, integrante del Tribunal del 11M, junto a Javier Gómez Bermúdez (máximo responsable de la Sala de lo Penal y el magistrado de mayor rango de la Audiencia Nacional) y a Fernando García Nicolás, Presidente de la sección segunda de la misma sala, en declaraciones realizadas a la prensa, manifestó que “la verdad jurídica … no tiene por qué coincidir con la verdad. No estuvimos ahí. Tratamos de no equivocarnos, pero si hay otras cosas, eso no lo sabemos. Nos limitamos a deducir la verdad de las pruebas.”
Las declaraciones formuladas en marzo del año 2012 por el fiscal general del Estado sosteniendo, contra toda evidencia, que “la verdad jurídica (del 11M) está contenida en la sentencia de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo”, o las declaraciones del Ministro Fernández Díaz, hoy 10 de marzo de 2014 en la misma línea, y pese a que la sentencia no determinó qué explosivo estalló en los trenes (es decir, cuál fue el arma homicida empleada en el crimen), ni quiénes fueron los autores intelectuales, ni por qué decidieron cometer semejante masacre (móviles del atentado), ni tampoco quienes cometieron los atentados colocando explosivos en 12 puntos distintos, son una muestra clara de que no se investigó como era menester y que se alcanzó una verdad jurídica a sabiendas de las lagunas existentes.

Recordemos que, en esos 12 focos, no se hallaron restos de Goma 2 ECO, ni restos de los iniciadores y detonadores empleados por los “islamistas”, quizás porque alguien quiso que los mismos no aparecieran, para que la versión oficial no fuese cuestionada. Tampoco fueron enviadas a la Policía Científica las muestras de los focos de explosión de cada vagón, o de la ropa y pertenencias de alguna de las 192 víctimas mortales o de los más de 2000 heridos y mutilados, como deberían haber sido enviadas; sino que intervinieron los Tedax en un escenario caracterizado por la prisa y la verdad absoluta de los “investigadores”. Si el camino que recorrieron a partir de la mochila de Vallecas era el correcto, ¿para qué preocuparse de analizar científicamente las pruebas, asegurarlas judicialmente y realizar peritaciones científicas?

Sin dudas, para el juzgador y su soledad (compartida por sus colegas y
por quienes se beneficiaron políticamente de los atentados), habría sido suficiente el hallazgo de una mochila - encontrada horas después y llevada a una comisaría -, en la que había un móvil que jamás podría haber provocado una explosión y con un explosivo con metralla que no se encontró en ninguno de los focos de la explosión, ni en los cuerpos de las víctimas.

Pese a que la supuesta bomba “mochila de Vallecas” (idéntica a la que según la versión oficial habría estallado en los trenes) no tuviera ni siquiera los cables conectados o aunque no hubo forma de demostrar si existió cadena de custodia y pese a que los perros no olfatearon explosivos donde luego habrían aparecido, y a que el móvil encontrado en la misma nunca podría haber provocado la detonación por los defectos que tenía el dispositivo, fue el inicio y luz de la investigación oficial que condujo a la verdad jurídica que tanto reconforta a la izquierda y a los ministros de Mariano Rajoy Brey.

Tampoco a nadie le sorprendió que quienes prepararon esa mochila hayan querido evitar los riesgos de un “accidente” dejando cables sin conectar pues, salvo mentes conspirativas, todos deberían saber que un terrorista también puede tener un “descuido” y olvidarse de conectar cables. Total, los otros cables (de las bombas que si masacraron a las víctimas) si habrían sido bien conectados… La mochila de Vallecas cumplió su objetivo de allanar el camino hacia la verdad jurídica (y no real). Fue gracias a ese camino de investigación y a los testimonios contradictorios de dos testigos rumanas, a las que se les concedió la nacionalidad española y una suma importante de dinero, cómo logró identificarse a un morito como autor de la colocación de explosivos; condenándolo a miles de años de prisión por esos testimonios que le ubicaron en distintos trenes, a la misma hora pero en distintos lugares.

Pero, como Jamal Zougham, notorio “terrorista islamista”, fue detenido por vender las tarjetas sim de los móviles empleados en el atentado, todo cerró para condenarlo pues, si había vendido las tarjetas utilizadas por los terroristas, seguramente él también participó en el atentado y colocó varias de las bombas, al decir de las rumanas declarantes. Curioso personaje el “condenado” quien habría tenido la particularidad de duplicarse, triplicarse o fraccionarse, quien sabe, para poder estar en distintos sitios, colocando bombas, a la misma hora. O ello habrá sido posible porque el morito, quizás, domine la clonación y haya contado con la ayuda de sus propios clones?

La oposición al gobierno de José María Aznar utilizó los atentados para su propio beneficio político, empleando a sus terminales mediáticas y a sus hombres de la “cultura”, entre otros recursos, además de violentar la jornada de reflexión y cercar más de 150 sedes del Partido Popular. Y pese a que el Tribunal Supremo señalase que la supuesta célula del 11-M no guardaba relación jerárquica con Al Qaeda, el solo hecho de ser moritos y suicidarse habría bastado para comprobar su autoría material en el mayor atentado terrorista sufrido en España.

Pocos medios investigaron seriamente el 11M, destacando el periódico “EL MUNDO”, Libertad Digital y Cope, en tiempos de Federico Jiménez Losantos, César Vidal, Luis Herrero y Luis del Pino, entre otros.

Fue gracias al esfuerzo de estos medios y periodistas cómo pudieron desenmascararse las mentiras del Skoda Fabia, de la mochila de Vallecas, del “explosivo que nunca existió” (goma 2 ECO), o de la presencia de terroristas “suicidas” en los trenes que estaban depilados y que vestían, bajo sus prendas, varias mudas de ropa interior.
Pero en esas horas y días posteriores al 11M, otros “perio-listos” y la oposición política al gobierno de José María Aznar, liderada por Zapatero y sus secuaces, generaron un clima de odio y mentiras contra el gobierno del Partido Popular, “comprando” la versión oficial que, aunque ellos no lo desearon naturalmente, les terminó beneficiando políticamente.

El 11M no sólo nos recuerda la mayor masacre cometida contra los ciudadanos y habitantes de este Reino llamado España, sino que inició un cambio de régimen; cambio en el que, oh casualmente, confluyeron los separatistas, los etarras y la izquierda liderada por el PSOE y sus aliados. Mientras los primeros, con la complicidad de socialistas y de populares (en su ingenuidad rayana en la idiocia), gestaron un feudo basado en las prebendas y en la corrupción (tras el manto del separatismo), los segundos utilizaron la estrategia de las falsas treguas y la complicidad de Zapatero para enquistarse en las instituciones y recibir dinero público del presupuesto vía la legalización de Bildu y obtener la liberación de sus asesinos.

Rodríguez Zapatero, Ibarretxe, Rubalcaba, Pujol, Otegi, y Mas, entre otros, junto a la inacción de Mariano Rajoy, Fernández Díaz, Alberto Ruiz Gallardón o Torres Dulce, han sido los protagonistas de este camino iniciado el 11M y que, sin lugar a dudas, ha socavado la España constitucional para reemplazarla por no se sabe que, garantizando a los separatistas su propio estado, donde ninguna instancia pueda cuestionar su poder totalitario ni investigar sus corruptelas; a los terroristas etarras dinero, libertad y apoyo a sus objetivos políticos y al PSOE los años de desgobierno en que nos sumiera R. Zapatero.

Así pues, el Estatuto de Cataluña, la negociación con ETA, la desmemoria histórica, el adoctrinamiento educativo, el revanchismo guerracivilistas de la izquierda y la liberación de asesinos tuvieron como punto de partida al 11M.

Si la VERDAD JURÍDICA es la que tutela nuestro estado de derecho, deberíamos preguntarnos porque en estos últimos 10 años, ninguno de los encargados constitucionalmente de velar por nuestra seguridad, léase políticos, jueces, fiscales, agentes de las fuerzas de seguridad del Estado y del Cuerpo Nacional de Inteligencia han hecho nada para esclarecer quienes, porqué, cómo y dónde prepararon y ejecutaron los atentados.

En la vida, las personas pueden asumir una actitud borreguil, pasiva, conformista o una posición inquisitiva, activa y no conformista con las respuestas cerradas o con los caminos supuestamente rectos. Sin dudas una parte de la sociedad española ha creído lo que le han contado y desea, a fin de cuentas, rehuir cualquier respuesta veraz a lo que ocurrió aquel día. Pero eso sólo significaría que nos hemos convertido en un pueblo de esclavos atemorizados, preocupados tan solo por el bienestar económico. e impasibles ante el falseamiento de la verdad real y el ocultamiento de pruebas, o respecto a los falsos testimonios y a las pruebas colocadas ex profeso para tapar la verdad del 11M.

A 10 años de los hechos, los atentados siguen teniendo la misma gravedad que entonces. Las familias de los muertos y heridos han sido vilipendiadas y ultrajadas desde las más altas esferas del poder político. Sin embargo, aún queda esperanza. Una buena parte de la sociedad continúa queriendo conocer la verdad real de lo acontecido y exige la continuidad de la investigación, el esclarecimiento de lo actuado y el deslindamiento de las presuntas responsabilidades legales a que hubiera lugar.

Sólo así podremos hacer justicia y esclarecer los atentados pues, por la vía seguida, han quedado más dudas que respuestas y más mentiras que verdades. Y aunque cada aniversario algunos emitan una nueva mentira, cambiando la versión oficial de los hechos, el sitio donde se habrían planificado los atentados o cual fue la causa de los mismos, lo cierto es que falta identificar y perseguir a los terroristas autores de los atentados y a sus instigadores, amén de exigir las responsabilidades que correspondan a todos aquellos que se beneficiaron de esos salvajes atentados; atentados que constituyeron un auténtico golpe de estado contra la democracia y contra nuestro orden constitucional.

Comentarios

  1. jose antonio escobar11 de marzo de 2014, 16:04

    Tremendo articulo, si señor, españa se ha convertido en un pais de borregos donde nadie quiere saber la verdad, en andalucia se vive del subsidio de la psoe como dicen en el campo andalú, esto es lo que ha quedado de mi querida españa una panda de borregos asustados, pero yo no me rindo y seguire siendo conspiranoico hasta que se sepa toda la verdad de este oprobio.

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