LOS ENEMIGOS DE ESPAÑA INVENTAN SU PROPIA HISTORIA PARA ATACAR LA LEGALIDAD Y CONSTITUCIONALIDAD ESPAÑOLAS, UNIÉNDOSE A TODOS SUS ENEMIGOS.

Resulta curioso que algunos políticos y ciudadanos celebren cada 11 de septiembre una derrota histórica, como hacen los separatistas catalabufones, al recordar la rendición de Barcelona ante las tropas borbónicas conducidas por el Duque de Berwick durante la denominada “Guerra de Sucesión”, tras el deceso del rey Carlos II.

Recordemos que este monarca había propuesto como su sucesor a Felipe de Anjou, de la dinastía de los Borbones, entronizado como Felipe V, frente a las pretensiones del archiduque Carlos, de la Casa de Austria, a quien decidió apoyar la dirigencia catalana.

Como es preciso señalar, Cataluña, que nunca en su historia fue reino y que sólo alcanzó la categoría de un simple condado dependiente de la Corona de Aragón, apoyó, durante ese conflicto, al archiduque Carlos en sus pretensiones de acceder a la Corona del Reino de España. Y tanto en el siglo XVIII como en otras oportunidades los catalanes se equivocaron en su decisión.

En otra muestra del ridículo histórico que los dirigentes separatistas y su patulea de secuaces – que incluye a islamistas radicales y a grupos antisistema que hacen de la violencia su razón de ser – realizan cada 11 de septiembre se encuentra la ofrenda de flores a un supuesto “mártir” de la resistencia catalana llamado Rafael Casanova quien, en realidad, ejerció su profesión de abogado tras el conflicto y falleció veintinueve años más tarde en casa de su hijo, sin haber derramado su sangre por Cataluña ni sufrir martirio alguno por parte de España.

Hay que tener presente que CATALUÑA jamás fue un reino ni mucho menos una Nación.

Entre 1164 y 1707 sus territorios estuvieron sometidos a la Corona de Aragón y que fue, a partir de la boda entre la reina de Aragón (Doña Petronila) con el Conde de Barcelona (Ramón Berenguer), cuando el Condado de Barcelona pasó a integrar formalmente el Reino de Aragón; reino que, a su vez, luego se integraría con Castilla, formando la base de la Corona de España.

Los libros de educación separatistas – que la Generalidad catalana impone dictatorialmente a los niños y niñas que tienen la desgracia de estar sometidos a ese régimen de totalitarismo lingüístico, cultural y político – distorsionan la verdad histórica al mentir asegurando la existencia de unos supuestos “Països Catalans” que incluirían la ex corona de Aragón, además de Valencia, Mallorca, parte del territorio francés y de lo que hoy constituye Italia, en un ejercicio de expansionismo cultural propio de las dictaduras y cuya mentira sólo es comparable al expansionismo territorial y cultural reivindicado por los yihadistas musulmanes.

Hoy esos extremismos van de la mano, tanto en sus mentiras como en sus pretensiones para destruir a España.

No es casual que NAZIonalseparatistas catalanes, etarras, izquierdistas radicales y yihadistas apoyen la ruptura de la unidad e integridad del Reino de España y se alíen contra todo aquél que sea su enemigo: Marruecos, ETA, El Reino Unido en el conflicto de Gibraltar, etc.

España, en el año 2013, se enfrenta a múltiples desafíos: superar una crisis económica – de la que estamos comenzando a salir paulatinamente – fruto de la irresponsabilidad, corrupción e ineptitud del desgobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y de las autoridades de muchas “taifas” autónomas; mantener y defender la unidad e integridad del territorio y la soberanía españolas tal como ordena nuestra Constitución (amenazadas por los subversivos separatistas catalanes, por los etarras y por el expansionismo marroquí y la tozudez británica) y recuperar competencias transferidas a las comunidades autónomas en pos de la igualdad e igualdad de derechos, deberes y garantías para todos los ciudadanos españoles, independientemente de a que comunidad pertenezcan.

Entretanto, los enemigos de la Nación continuarán con sus campañas de mentiras, infamias y traición a la Nación. Ejemplo de ello es la exhibición – que incluso en eventos deportivos masivos, desnaturalizando la historia y los principios de sus fundadores – de la BANDERA ESTRELLADA, otra de las burdas mentiras de los separatistas catalabufones, pues sólo un bufón puede convertir un símbolo característico del Reino de Aragón (originaria de los tiempos del rey aragonés Alfonso II) en un sucio trapo subversivo.

Cataluña – dirigida por una casta enriquecida tras 30 años de corruptelas y totalitarismo – continuará promoviendo, subvencionando y favoreciendo todos aquellos actos, medidas, manifestaciones o actuaciones que beneficien sus objetivos, sean aquellos pacíficos o violentos.

Y en esto no sería de extrañar que, en pos de sus mesiánicos proyectos independentistas de una Nación que jamás existió en la historia y cuyo dialecto es un derivado del provenzal, en el año 2014 comenzaran a producirse actos de violencia política, institucional o supuestamente espontánea.

España debe defender su unidad e integridad, con todos los medios a su alcance, incluidos el uso de las fuerzas armadas y de seguridad del Estado y todas las leyes y actuaciones que sea menester acometer.

Los ciudadanos dieron mayoría al Partido Popular.

Los ciudadanos dieron mayoría a Mariano Rajoy.

Los ciudadanos exigen que Mariano Rajoy gobierne, que nos saque de la crisis, que combata al terrorismo, que esclarezca el 11-M, que defienda la integridad y unidad nacional y que cumpla su programa electoral, defendiendo la vida, la igualdad y derechos de todos los españoles.

Desde el comienzo de su legislatura, apenas se han producido avances en algunos de esos objetivos.

Entretanto los enemigos de España: separatistas, etarras y yihadistas islamistas siguen aunando sus fuerzas.

Confiemos en que, como en tiempos de la reconquista, surjan aquellos que tengan la grandeza de miras y de patriotismo para frenar el avance de sus enemigos; pues, de lo contrario, encontraremos a un nuevo Boabdil que, en lugar de llorar al echar la vista atrás, sonría al ocupar territorio español, a corruptos dirigentes de un Estado que jamás existió y de una Nación que jamás existió celebrando su independencia y a terroristas – enfermos pero libres o libres sin cumplir condena – celebrando el cumplimiento de sus objetivos.

Sin embargo, llegados a ese punto, el futuro de nuestra Nación ya no preocuparía a nadie, ni siquiera a aquellos que, diariamente, hacemos lo que podemos por defenderla.

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