EN MEMORIA DE MIGUEL ANGEL BLANCO... NI OLVIDO NI PERDÓN!!!

A 15 años del salvaje asesinato de Miguel Angel Blanco por parte de la banda terrorista ETA, España se encuentra aún peor que por aquél entonces.

Tras secuestrar al concejal del Partido Popular, lógicamente desarmado y solo, y apenas tres horas después de su secuestro, la banda de asesinos planteó sus exigencias: que el gobierno de José María Aznar acercase presos etarras a las Vascongadas.

Las manifestaciones  de millones de ciudadanos contra los asesinos, de poco valieron para salvar a Miguel Ángel, muerto de rodillas y con disparos en la nuca, nada que no fuere intrínseco a la modalidad criminal de los etarras, cobardes por naturaleza y asesinos despiadados sin ningún tipo de atenuantes, ideológicos o políticos.

Pese al nacimiento de organizaciones defensoras de las víctimas y del Pacto de Ermua, los NAZIoNALISTAS SEPARATISTAS DEL PNV, sus aliados clericales separatistas y el entorno etarra, continuaron con sus reclamos siempre de la mano del fúsil y de la pistola con tiros en la nuca.

Y estas actitudes son intrínsecas a la izquierda española, llámese como se llame a nivel de partido político.

Desde que la izquierda – en la segunda república – adoptase el marxismo leninismo revolucionario y adoptase una visión ideológica totalitaria que identificaba la oposición política, el disenso o las creencias religiosas individuales con el enemigo, esa misma izquierda tuvo como objetivo primordial la eliminación física de segmentos enteros de la población. Ejemplo de ello fueron las tristemente conocidas como checas o chekas, entidades organizadas desde el poder político y que estuvieron integradas por milicianos del bando republicano, delincuentes comunes y miembros del PSOE, del PCE, del anarquismo y de otras vertientes de izquierda y/o nacionalista para detener, interrogar, torturar y juzgar de forma sumarísima. Ejemplos de ellas fueron la Checa de Bellas Artes o la Checa de Fomento, la checa del Amanecer, la checa de la Escuadrilla o de la calle Rial 1, entre más de 250 que funcionaron sólo en Madrid y que, bajo la coordinación de autoridades republicanas, entre las que tuvo especial importancia Santiago Carrillo y sus esbirros, protagonizaron distintas sacas de prisioneros de las cárceles madrileñas para su posterior traslado, fusilamiento y enterramiento en el pueblo de Paracuellos de Jarama o en localidades como Torrejón de Ardoz o en la propia Madrid.

Paracuellos constituyó, tras los intentos revolucionarios contra el propio gobierno de la República de los mineros de Asturias o, luego, de la declaración del Estado catalán por parte del golpista Companys, otras de las principales manifestaciones de la vocación “democrática” de la izquierda española.

Tras la transición y, concretamente, en tiempos del camarada Felipe González, el Estado español por órdenes de las autoridades competentes “desvió fondos reservados del Ministerio del Interior”, para organizar y financiar grupos parapoliciales armados y criminales, a efectos de librar una guerra “sucia” contra los etarras, causando 23 asesinatos, torturas, secuestros y apropiación de bienes personales, entre otros delitos. Algunos de sus responsables fueron juzgados y condenados, aunque nunca quiso, pudo, o supo averiguarse quien fue el “hombre X”, organizador de los GAL.

Dentro de esa izquierda violenta – tan partidaria de un cordón sanitario contra el Partido Popular, recomendado por un pelele argentino – ha jugado y juega un papel destacado la banda terrorista ETA, la banda criminal que causara la muerte de Miguel Angel Blanco, el secuestro de Ortega Cano, la mutilación de Irene Villa, el crimen de Fernando Buesa o el salvaje atentado que costase la vida a Carrero Blanco.

Desde la transición, lenta pero paulatinamente, se han ido relajando los controles, tratamiento y punición de los etarras. A 15 años del asesinato de Miguel Angel Blanco se requiere una modificación y endurecimiento de la ley antiterrorista, normativa a la cual se opusieron, en su momento, como no, los socialistas, los comunistas, el Partido Nacionalista vasco y los separatistas catalanes.

Los socialistas, impulsores, en su momento, de la dispersión de presos etarras en cárceles de toda España, hoy, de la mano de Patxi López, presionan para que se facilite el acercamiento de los asesinos a cárceles vascas, favorecen la reproducción (tratamiento de fertilidad mediante) de los revolucionarios y revolucionarias etarras, o se congratulan con sentencias judiciales que benefician a los asesinos en lugar de proteger a las víctimas.

Los asesinos etarras decidieron “negociar” al menos en diez oportunidades, obteniendo beneficios en todas esas negociaciones, e incluso la claudicación del poder político español frente a una banda de asesinos. Hasta el ex presidente José María Aznar cometió el error de acercar presos etarras a las Vascongadas y a Navarra, pese a la firma oposición de la Asociación de Víctimas contra el Terrorismo (AVT)

Especialmente crítico resultó el período del nefasto Rodríguez Zapatero quien, junto a Rubalcaba, no sólo facilitó el acercamiento de presos a sus domicilios, pretendió dividir a las víctimas del terrorismo creando, tras el golpe del 11M que posibilitó su acceso al poder, una organización de víctimas satélite del poder político socialista; sino que favoreció la legalización de una de las franquicias políticas de ETA (Bildu) y apoyando la legalización de otro de sus brazos, denominado Sortu.

Esto nos muestra que España, sumida en la peor crisis económica de su historia, condicionada política y económicamente por Bruselas, amenazada con quedar disgregada como consecuencia del accionar de naZionalistas catalanes y vascos, se encuentra hoy mucho peor que hace 15 años, al menos si analizamos el nefasto panorama político español.

Afortunadamente, considero que quedan suficientes “reservas morales en la ciudadanía” como para poder revertir, en algún momento más o menos próximo, la salud institucional de la Nación. Sin embargo, de momento, con todas las medidas anunciadas por Mariano Rajoy Brey pareciéramos dirigirnos en la dirección contraria.

Recordemos que los pueblos que olvidan la historia están condenados a repetirla.

Confiemos en que los políticos rectifiquen, principalmente Mariano Rajoy, y que se vuelva a principios básicos: a reconocer que ETA es nuestro enemigo, nuestro verdugo y nuestro torturador, y a afirmar que sólo con el estado de derecho, de la mano de la ley y de las fuerzas de seguridad, hemos de combatir a los criminales con todo el peso de la ley.

De lo contrario, el futuro de España será muy negro, y no me refiero sólo a lo económico.

Aunque España padezca una coyuntura económica muy grave, no es ese el principal problema. Este radica en que la clase política ha inflado al Estado a límites insospechados y que hay que adoptar medidas para achicarlo inmediatamente.

Y entre esas medidas políticas es imprescindible adoptar una política de no negociación, persecución y castigo de los etarras y de los separatistas que atentan contra la unidad de España. De lo contrario, ni la razón, ni la economía ni la política harán absolutamente nada para sacar a España de la crisis y homenajear a Miguel Angel Blanco, mártir al que debemos, como sociedad, un presente y futuro de justicia y libertad.

Lo primera requiere la persecución, juzgamiento y condena (si procede) de los etarras. El futuro, una política que inste la ilegalización de ETA y de todas sus franquicias, llámense como se llamen.

Si Rajoy claudica su responsabilidad será enorme y debería ser juzgado por traición a la Constitución y a la ley, junto con los socialistas y sus aliados que dieron, en los últimos años, todo tipo de concesiones a ETA.

NI OLVIDO NI PERDÓN, JUZGAMIENTO, CONDENA (SI PROCEDE) Y CUMPLIMIENTO ÍNTEGRO DE LAS CONDENAS, CONSECUTIVAMENTE, Y SIN MÁXIMO DE AÑOS A CUMPLIR. De lo contrario, sería más “barato” matar a decenas de personas que a una sola por un momento de irracionalidad o pérdida de sus facultades mentales.

ES LO MENOS QUE RAJOY DEBE A MIGUEL ANGEL Y A TODAS LAS VÍCTIMAS DE ETA… Y ES LO QUE EN SU MEMORIA, COMO CIUDADANOS, DEBEMOS EXIGIR.

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