Una de las “confirmaciones” que nos ha dejado el último debate sobre el estado de la Nación, ha sido el anuncio gubernamental de reformar el sistema de pensiones, elevando la edad de jubilación de 65 a 67 años y ampliando el período de cálculo que se utiliza para fijar las cuantía de las prestaciones a percibir.
Esto significa que, gracias al Presidente Zapatero, pasaremos de un sistema que computa los últimos 15 años de actividad laboral de una persona a otro que considerará los últimos 25 años, con lo cual se ampliará el período de cálculo y bajará el promedio de la cuantía a recibir cada mes. Es decir, las futuras pensiones serán menores para quienes cotizan actualmente en españa, con rebajas que irán desde el 10% al 30% según afirman los especialistas, si es que el cálculo se realiza promediando toda la vida laboral del trabajador.
Tiempo atrás, mintiendo como es propio a su desgobierno, Rodríguez Zapatero había negado tal posibilidad pero, en el Borrador de reforma enviado a Bruselas incluyó esta modificación. La reforma sería progresiva a fin de modificar el actual sistema de pensiones que no se sostiene con el crecimiento demográfico español.
Lo que desconoce el gobierno, o que no quiere ver, es que existen otras posibilidades sugeridas por los expertos, como la capitalización del sistema de pensiones públicas. Sin embargo, Zapatero opta por soluciones perjudiciales para todos los españoles. Así, recientemente, su secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, anunció que el Ejecutivo estudia modificar las cotizaciones por enfermedad y accidentes de trabajo para que actúen como "estímulo a la competitividad de la economía"; mientras, paralelamente, el ejecutivo aplica aumento de la presión tributaria y no cesa en su empeño de incrementar el gasto público superfluo e improductivo, prueba de ello es la intención de Zapatero de aplicar un canon a todos los españoles para financiar Radio Televisión Española.
En síntesis, mientras el gobierno desoye los consejos de los mejores especialistas económicos, la economía española, y sus ciudadanos, siguen hundiéndose en la miseria.
Sin duda alguna, España necesita reformas en su sistema de pensiones, en su sistema laboral y en su sistema de prestaciones sociales.
Lo que no necesita España es un gobierno que haga recaer todo el peso del ajuste en los sectores más débiles de la población, sectores que, a mediano plazo, podrían ver cómo sus aportes se han convertido en una limosna que no les permitirá llegar a fin de mes.
Esto significa que, gracias al Presidente Zapatero, pasaremos de un sistema que computa los últimos 15 años de actividad laboral de una persona a otro que considerará los últimos 25 años, con lo cual se ampliará el período de cálculo y bajará el promedio de la cuantía a recibir cada mes. Es decir, las futuras pensiones serán menores para quienes cotizan actualmente en españa, con rebajas que irán desde el 10% al 30% según afirman los especialistas, si es que el cálculo se realiza promediando toda la vida laboral del trabajador.
Tiempo atrás, mintiendo como es propio a su desgobierno, Rodríguez Zapatero había negado tal posibilidad pero, en el Borrador de reforma enviado a Bruselas incluyó esta modificación. La reforma sería progresiva a fin de modificar el actual sistema de pensiones que no se sostiene con el crecimiento demográfico español.
Lo que desconoce el gobierno, o que no quiere ver, es que existen otras posibilidades sugeridas por los expertos, como la capitalización del sistema de pensiones públicas. Sin embargo, Zapatero opta por soluciones perjudiciales para todos los españoles. Así, recientemente, su secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, anunció que el Ejecutivo estudia modificar las cotizaciones por enfermedad y accidentes de trabajo para que actúen como "estímulo a la competitividad de la economía"; mientras, paralelamente, el ejecutivo aplica aumento de la presión tributaria y no cesa en su empeño de incrementar el gasto público superfluo e improductivo, prueba de ello es la intención de Zapatero de aplicar un canon a todos los españoles para financiar Radio Televisión Española.
En síntesis, mientras el gobierno desoye los consejos de los mejores especialistas económicos, la economía española, y sus ciudadanos, siguen hundiéndose en la miseria.
Sin duda alguna, España necesita reformas en su sistema de pensiones, en su sistema laboral y en su sistema de prestaciones sociales.
Lo que no necesita España es un gobierno que haga recaer todo el peso del ajuste en los sectores más débiles de la población, sectores que, a mediano plazo, podrían ver cómo sus aportes se han convertido en una limosna que no les permitirá llegar a fin de mes.
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